A 10 meses de la tragedia de Amuay el paisaje es prácticamente el mismo que publiqué hace 4 meses. Se comenzó a construir un pequeño muro que va a sustituir las infames vayas rojas. Recién esta semana el presidente Nicolás Maduro tuvo que venir a Punto Fijo para que al día siguiente se comenzara a demoler lo que quedó del edificio Don Antonino.
Nos acostumbramos a las ruinas.
Pero mas allá de las ruinas que adornan la Avenida Ali Primera, la refinería está en ruinas. El sector petrolero está en ruinas. La producción de aceites y otros derivados del petróleo ha decaído. La reciente importación masiva de gasolina son consecuencia directa de la tragedia de Amuay y de la incapacidad de PDVSA para recuperar la refinería de Amuay. Recién a finales de Marzo fue que se inició la planta de Flexicóquer después de 7 meses de la tragedia y este fin de semana ocurrió una falla en una bomba lo cual obligó a detenerla de nuevo. Apenas duró 3 meses activa.
Estos últimos meses hemos experimentado fallas en el suministro de gasolina y aceites y también una serie de incidentes y accidentes en ambas refinerías. Se usaron recursos e instalaciones de PDVSA para los 3 eventos electorales recientes. No hubo investigación, ni hubo culpables por la tragedia. Para mayor indignación, Nicolás Maduro afirmó que la explosión fue causada por la oposición. Aún mas grave: el descuido dentro de nuestras refinerías se mantiene. Lamentablemente las victimas de la tragedia murieron en vano.
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